El láser aplicado a la depilación es un avance médico-estético muy eficaz. Quienes se han sometido a este tratamiento, tanto hombres como mujeres, no dejan de agradecer el haber tomado esa decisión. Con unas sesiones, varían dependiendo de las características del vello del paciente, del tono de piel y de factores hormonales, se logra debilitar el folículo piloso hasta que el pelo desaparece, ¡para siempre!
La eliminación permanente es la máxima ventaja. Además, se trata de una técnica que no resulta muy dolorosa, –dependerá de cada caso y del umbral de dolor que tenga la persona– molestias que se mitigan con el uso de crema anestésica. Apenas tiene efectos secundarios, más allá de un enrojecimiento pasajero y alguna, poco frecuente, alergia.
A pesar de esta seguridad, más en los aparatos más nuevos y efectivos, como el caso del Láser de Diodo, que tienen mayor efectividad (por lo que se requieren menos sesiones), la aplicación en niños y adolescentes tiene sus limitaciones.
En un principio, sería a partir de los 18 años la edad idónea para empezar a recibir las sesiones de depilación láser, pero será el médico quien valorará cual es la idónea para comenzar, ya que hay casos que al llegar la adolescencia la aparición de vello puede acarrear problemas de autoestima en el joven. Allí, será el dermatólogo quien deba diagnosticar si está o no indicado. También hay que tener en cuenta que debido a cuestiones hormonales puede no ser tan efectivo y que el vello vuelva a salir. La aplicación en el rostro no es muy aconsejable en estas edades, respecto a otras partes del cuerpo algunos especialistas aseguran que siempre que se trate en un centro médico-estético que cuente con todas las garantías y asesoramiento médico y un aparataje idóneo (el láser de Diodo es el aconsejado) pueden estudiarse su aplicación a partir de 10 o 15 años. Se refiere a casos en los que el exceso de vello pueda acarrear problemas psicológicos en el menor.
De cara a la mejor época para someterse al tratamiento láser, como en otros casos, hay que tener en cuenta que la piel no debe estar bronceada, para que la acción sea más efectiva, y que después, durante unos quince días, no se debe tomar el sol. Así que otoño e invierno son las mejores épocas del año para iniciar las sesiones. Además, así se logrará estar listo para el verano.
Otra de las precauciones a tener en cuenta es no aplicar sobre lunares, una advertencia que le confirmarán en el centro médico-estético si es de confianza y cuenta con profesionales adecuadamente preparados y cerciorarse de esto es la primera precaución que debe seguir.