La disfunción eréctil es una patología que afecta a un gran número de hombres españoles, generalmente mayores de 40 años, aunque es un trastorno que puede aparecer a cualquier edad.
Se trata de una de las disfunciones sexuales más comunes, afectando alrededor de un 12% de los hombres entre 25 y 70 años según los datos del estudio EDEM. Otro estudio realizado en Estados Unidos (Massachusetts Male Aging Study) cifraba la prevalencia en un 52%.
No sólo afecta significativamente a la calidad de vida del varón en lo referente a su vida sexual y a su forma de relacionarse con las mujeres, sino que además puede ser síntoma de alguna enfermedad como, por ejemplo, la diabetes.
Diagnóstico y causas
Según el Documento de Consenso sobre Disfunción Eréctil, en cuya elaboración participaron 12 entidades científicas españolas, se define como “la incapacidad persistente o recurrente para conseguir o mantener la suficiente rigidez del pene que permita una relación sexual satisfactoria”·
Algunos de los factores de riesgo asociados a esta patología son la edad avanzada, la diabetes, la presencia de enfermedades cardiovasculares, el tabaquismo, el consumo de determinados fármacos que pueden originarla como efecto secundario, el consumo de drogas y algunos trastornos afectivos.
Por lo que respecta a las causas más comunes, podemos reseñar las siguientes:
- Causas vasculares en un 60 – 80% de los casos
- Causas neurológicas en un 10 – 20% de los casos
- Causas hormonales en un 5 – 10% de los casos
Para realizar el diagnóstico, se le deberá preguntar a cada varón que presente algún factor de riesgo. A veces se usarán cuestionarios específicos como IIEF (Índice Internacional de la Función Eréctil) y el SHIM (Índice de Salud Sexual para el Varón).
Después se realizará una historia clínica, acompañada de una exploración física, y en algunos casos se ordenarán analíticas adicionales.
Tratamientos
Dado que la disfunción eréctil suele ser multicausal, dependiendo de las causas y circunstancias que concurren en un paciente determinado se recomendará un tipo de tratamiento u otro.
En todo caso es recomendable hablar con el paciente abordando de forma íntegra el tabú que supone y la necesidad de modificar determinados aspectos del estilo de vida que puedan estar provocando o agravando esta patología (como el consumo de tabaco o de alcohol).
Otras alternativas terapéuticas pueden incluir las actuaciones siguientes:
- Terapia sexual, en aquellos casos en los que se presente un componente psicológico importante.
- Cirugía revascularizadora.
- Tratamiento hormonal.
- Tratamiento farmacológico.
- Dispositivos de vacío y anillos constrictores.
- Prótesis de pene, la alternativa más invasiva pero con una eficacia del 90%.