La aplicación del botox con fines estéticos está muy extendida, ya que su aplicación es sencilla y no requiere una intervención quirúrgica, como en el caso del lifting. Por ello los efectos secundarios suelen ser mucho menos importantes.
Los efectos secundarios del botox más comunes son dolor de cabeza, náuseas o pequeños hematomas en las zonas donde se han puesto las inyecciones, a pesar de que las agujas son muy finas. Pero todo suele desaparecer después de 24-48 horas.
Pasada una semana desde la aplicación del botox es cuando se ve realmente cómo ha quedado; en ese momento podría haber una asimetría entre un lado y otro de la cara, pero eso se solucionaría fácilmente repitiendo el tratamiento.
También puede producir, en muy contadas ocasiones y dependiendo de dónde se haya inyectado, rigidez facial o la caída de los párpados; ambas cosas tardan en desaparecen alrededor de 6 meses, que es el tiempo que tarda el cuerpo en absorber completamente el botox. Otro efecto secundario mucho más raro es la alergia a la sustancia inyectada.
Además de sus usos más conocidos, también es utilizado para tratar la hiperhidrosis, que es el exceso de sudor. Por ejemplo, las personas que sudan mucho por las manos o por las axilas y eso les afecta a su vida personal y profesional, pueden implantarse botox y así evitan que el sudor salga. Este tratamiento deben realizarlo cada 6 meses, tiempo en el cual desaparece la sustancia del organismo.
En cuanto a las mujeres embarazadas y lactantes, no se recomienda su uso ya que no hay estudios suficientes que demuestren los efectos secundarios que pueden tener sobre el bebé. Al igual que tampoco se recomienda que lo utilicen los menores de 20 años y los mayores de 65.
Es imprescindible acudir a profesionales para que evalúen al paciente y el tratamiento a seguir. En la Clínica Medicam contamos con profesionales especializados en tratamientos de rejuvenecimiento facial.