Origen de la profesión
La profesión de enfermería como tal surge realmente en el siglo XIX. Con anterioridad, este tipo de servicios eran prestados por voluntarios de órdenes militares o religiosas con una formación no oficial.
Ya en 1836 surge en Alemania la primera formación reglada para profesionales de la enfermería a cargo de un pastor protestante en donde se formó la célebre enfermera Florence Nightingale. Al mismo tiempo, algunas órdenes religiosas comenzaron también a impartir formación.
Después de la Segunda Guerra Mundial, de forma pareja a los adelantos médicos, la profesión comenzó a especializarse en áreas más concretas de asistencia sanitaria, surgiendo las especialidades.
La profesión en la actualidad
La enfermería abarca diversas funciones relacionadas con la formación y prevención en materia de salud pública, así como la asistencia al enfermo.
Se trata de una formación cualificada que, en la gran mayoría de los países de nuestro entorno, dura tres años.
Igualmente, podemos distinguir entre funciones independientes y funciones dependientes, que serían aquellas que deben ser ejecutadas bajo las órdenes de un médico.
Casi el 70% de los profesionales sanitarios son enfermeras o enfermeros. Actualmente, la Unión Europea cuenta con unos 3.842.873 profesionales, de los cuales 454.488 son españoles.
Más concretamente, España cuenta con unos 528 enfermeros por cada 100.000 habitantes, una cifra por debajo de la media de los países de nuestro entorno, de donde se deduce que en nuestro país existe una cierta escasez de profesionales.
¿Qué especialidades existen?
Las especialidades de enfermería vienen descritas en el Real Decreto 450/2005 de 22 de abril, que es la normativa en donde se regulan los requisitos para obtener el título de enfermero especialista.
De conformidad con lo anterior, podemos distinguir entre siete especialidades distintas, siendo estas las siguientes:
- Obstétrico-ginecológica
- Salud mental
- Trabajo
- Geriátrica
- Pediátrica
- Familiar y comunitaria
- Médico-quirúrgica
Para acceder a la profesión es necesario contar con el título de diplomado o graduado en Enfermería, título que deberá haber sido obtenido u homologado en España.
Adicionalmente, es necesario superar una prueba estatal a través del sistema de residencia (EIR).
Adicionalmente, un buen profesional también debe contar con una serie de habilidades sociales y valores humanos en cuanto al trato y la relación con el paciente, pues precisamente es en esta dimensión humana, además de sus capacidades técnicas, en donde se aprecia realmente el gran valor de esta profesión.